lunes, 7 de enero de 2013

DADLES DE COMER


Una ingente muchedumbre ha ido al encuentro del Hijo de Dios. Está hambrienta de su Palabra. No hay duda de que algo se movía dentro de sus almas, algo tan fuerte e inusual que se olvidaron de todo, del tiempo y de sus cosas. Atardece. Despídeles, dicen los apóstoles a Jesús, necesitan alimentarse. ¡Dadles vosotros de comer!, les responde. No etienden nada y, sin embargo, Jesús está haciéndoles saber lo que es la esencia de la Iglesia: dar al hombre el pan verdadero, el Pan vivo bajado de lo alto (Jn 6,51...) Solo cuando el Señor Jesús coge el pan entre sus manos, lo parte y se lo da a sus discípulos para que, a su vez, lo distribuyan a la muchedumbre, al mundo,  comprenden su elección y misión : dar  a las almas habrientas y vacias al Dios vivo que da consistencia al hombre.