viernes, 20 de abril de 2012

NO TE OLVIDES DE LOS HUMILDES

¡Levántate, Señor Dios, alza tu mano, no te olvides de los humildes!
¿Por qué desprecia el malvado a Dios, pensando: "tu no me pedirás cuentas"?
Pero tu ves la pena y la aflicción y las tomas en tus manos: el desvalido se abandona en tí, tu eres la salvación del huérfano.
¡Rompe el brazo del malvado, pídele cuentas de su maldad hasta que desaparezca!

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