jueves, 14 de junio de 2012

EL DESTINO DEL HOMBRE


Penosa tarea se ha impuesto a todo hombre, pesado yugo a los humanos, desde el día en que salen del seno de su madre hasta el día de su vuelta a la madre de todos.
El tema de sus reflexiones, el temor de su corazón, es la espera angustiosa del día de la muerte.
Desde el que se sienta en trono elevado hasta el que yace postrado en el polvo y la ceniza; desde el que lleva púrpura y corona, hasta el que viste burdo paño, todos sienten furor, envidia, turbación, inquietud, miedo a la muerte, rivalidades y peleas.
E incluso cuando disfruta de descanso en su lecho, el sueño de la noche le trae nuevas inquietudes; apenas ha descansado un poco o nada, cuando de pronto, lo mismo en sueño que en vigilia, se siente turbado por sus propias pesadillas; se ve como un  fugitivo escapando del combate, que justo al sentirse a salvo, se despierta y se asombra de su infundado temor.
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