viernes, 12 de abril de 2013

LA SEÑAL SOY YO


¿Que señal haces para que creamos en ti? Esto es lo que exigen, lo que piden, los judíos a Jesús. Es evidente que la señal de la multiplicación de los panes, que debía recordarles el maná con el que Dios alimentó a sus padres en el desierto, no ha sido suficiente. Si por un momento provocó en ellos el entusiasmo y el fervor, ya les llegó la fase de enfriamiento.  Como esto de pedir señales se convierte en el cuento de nunca acabar, Jesús les dice: Yo soy la señal. Yo soy el pan de la vida. Por supuesto que la paciencia de Dios con nosotros es ilimitada, lo cual no quiere decir que rehúse a ponernos en la verdad al tiempo que nos deja elegirla o rechazarla. Esto es lo que hace Jesús con  estos hombres cuyas preguntas parece que no tienen otra finalidad que dejar de lado la aceptación de su Palabra. ¿Una señal? La señal soy Yo. Y podrá añadir <el que me coge a mi, acoge a aquel que me ha enviado> (Jn 13,20b).

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