lunes, 21 de mayo de 2012

ENEMIGOS



No se conoce al amigo en la prosperidad, ni el la adversidad se oculta el enemigo.
Cuando un  hombre prospera, sus enemigos se entristecen, pero en su desgracia hasta el amigo lo abandona.
No te fies jamás de tu enemigo, porque su maldad es como bronce que se oxida.
Aunque se haga el humilde y parezca obsequioso, ten cuidado y desconfía de él. Haz con él como si pulieras un espejo, para saber si su herrumbre terminó de corroerlo.
No lo pongas junto a ti, no sea que te derribe y ocupe tu puesto. No lo sientes a tu derecha, no sea que pretenda ocupar tu sitio, y que al final comprendas mis palabras y te pese recordar mis advertencias.

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